Comunicando

Comunicando
by Quentin Blake
"Cualquier buen escritor, o simplemente un buen escritor, elabora un mundo en consonancia con su propia especifidad", Raymond Carver

¡¡MUY FELIZ Y ALEGRE, GENIAL Y MARAVILLOSO 2011 PARA TODOS!!

Un Wilde grandioso
(El mismo que dijo que La vida es demasiado importante para ser tomada en serio o algo así)

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"Elijo a mis amigos no por la piel u otro arquetipo cualquiera, pero por sus pupilas. Tienen que tener un brillocuestionador y tonalidad inquietante.


No me interesan los buenos de espíritu ni los malos de hábitos.

Me quedo con aquellos que hacen de mí loco y santo.

De estos no quiero respuestas, quiero mi revés. Que me traigan dudas y angustias y aguanten lo que hay de peor en mí. Para eso, sólo siendo locos.

Los quiero santos para que no duden de las diferencias y pidan perdón por las injusticias.

Elijo a mis amigos por la cara limpia y por el alma expuesta. No quiero solamente el hombro o la falda, quiero también su mayor alegría. Amigos que no ríen juntos, no saben sufrir juntos.

Mis amigos son todos así: mitad tontería, mitad seriedad. No quiero risas previsibles ni llantos piadosos. Quiero amigos serios, de aquellos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje, pero que luchan para que la fantasía no desaparezca.


No quiero amigos adultos ni estudiantes. Los quiero mitad infancia y otra mitad vejez. Niños, para que no olviden el valor del viento en el rostro, y viejos, para que nunca tengan prisa.

TENGO AMIGOS PARA SABER QUIEN SOY.

Pues viéndolos locos y santos, tontos y serios, niños y viejos, nunca me olvidaré que la normalidad es una ilusión imbécil."

Oscar Wilde
 
Este texto me lo mando una persona genial y una amiga, ST. Wilde es maravilloso en todos los sentidos. Pero dejo este texto acá porque me parece genial y porque siento que habla un poco de mí y de muchas personas. Ya sé quién soy así que gracias a todos mis amigos y a los lectores de este blog!! Un beso gde.

Antigua entrevista al escritor Mauricio Rosencof



“A la humanidad hay que entretenerla con algo”

Con personajes como Nazario, María, Pedro y Juan, Magdalena, la novela no es una versión de la Biblia sino la renovación de una historia que tiene siglos. Medio Mundo fue un conventillo del barrio Sur de Montevideo, y puede verse en la tapa del libro que acaba de editar Alfaguara.


Preocupado por la indiferencia de un Ser Supremo, Rosencof, despeja incógnitas, verdades que parecen absolutas con una narrativa ágil, con el lenguaje propio del barrio, del candombe, de los cantos populares. Aparecen también voces infantiles, la burocracia eclesiástica, interpretaciones de lecturas anteriores como la de Shakespeare, por ejemplo, para poner de manifiesto los problemas que aquejan a nuestra sociedad. Aparece el otro como ese prójimo al que le quitamos nuestro amor pero no se trata de una novela apocalíptica. Todo lo contrario. En este Medio Mundo, aparece el Ser Supremo para completar lo que le quedó pendiente. Para terminar de construir este mundo, que está a medias.


¿Por qué tomas las historias de la Biblia para construir esta novela?


En mi literatura siempre asoma la providencia. Mi viejo nos leía la Biblia en la cama matrimonial y, de ese recuerdo, aún me impacta la imagen de Moisés abriendo las aguas. Eso no está en ningún comic y ningún superheroé es capaz de hacer algo así.

¿Cómo definirías a tu novela?


En una entrevista a Albert Einstein, durante la época Nazi y mientras él seguía tocando el violín en la sinagoga, un periodista le preguntó si era religioso. Él le contesto: “Soy profundamente religioso pero no creo en ninguna religión revelada. Hay demasiada armonía en el espacio para que eso sea obra de la casualidad. Si el tío (Dios) tiene todo ese trabajo, no tengo la menor duda de que no interviene en el destino de todos los hombres”. Entonces, el tema de la novela es ese: el Todopoderoso está viejo y se da cuenta que el mundo no le ha quedado bien pero no sabe como resolverlo. Por eso, decide mandar a los mismos muchachos de antes. No recuerda el nombre de Jesús, que en la novela, se llama Nazario y viene del pueblo Polvoserás.

Sin quererelo y, bajo el recuerdo de un afiche que circulo durante la Dictadura y que decía:: Jesús se busca, Rosencof logro situar las historias de la Biblia en el mundo moderno con Nazario, un artesano vendedor ambulante de estrellas y cruces de madera y pescaditos; María, la encargada del conventillo Medio Mundo; Magdalena, la protistuta; Pedro y Juan, los pescadores; el Oreja, un iscariote que reparte los chismes, además de los Reyes Magos. En la época de la Westinghouse de tres botones y los radioteatros, de la Tribuna Popular y los cuadernos Tabaré, el autor trata de responder la pregunta por el ¿Qué pasaría si…?


¿Crees que sirve para adentrarse en la lectura de la Biblia?


Llega un momento en la vida, en el que te formulas preguntas que no tienen respuestas. Eso te lleva a la cavilación religiosa no creyente. Por otra, en situaciones problemáticas, el hombre y la mujer se aferran a algo que proyecte ese tránsito tan breve que tenemos en el valle de lágrimas. Por eso, uno no tiene respuestas sino inquitudes. La novela es una exposición de lo que yo siento en este momento.El cuestionamiento es el punto de partida para la acción. Un filosófo uruguayo dijo: “Es más importante la duda que la convicción porque la primera es fermentable”.


Hay un tren que aparece y desaparece, ¿es esa la encarnación de la figura del Todopoderoso?


Lo que está en el tren, es la visión del Todopoderoso. ¿Adonde conduce el tren? Es una incógnita. El tren existe en la vida real. Existió en Auschwitz, en la Revolución China, en la dictadura, y está el tren de Cien años de Soledad. El tren es el destino.


¿Crees que la Fe nos puede llevar a mejorar nuestro destino?


Como racionalista, no puedo explicarme la Fe pero estamos en el libre albedrío, por lo tanto, nosotros somos los encargados de llevar a cabo la acción. La redención sigue estando presente en todas las culturas. Hay una búsqueda del hombre por un mundo mejor, que estamos destruyendo. Es una lucha ardua por los siglos de los siglos, amén.


¿Y, dónde crees que está la continuidad?


Seguramente está en nuestra descendencia. Si se heredan los rasgos, se me ocurre que también se heredan las memorias que tenemos dormidas y aparecen en el pensamiento. Vivimos en el medio de cosas mágicas que no nos impactan porque las tenemos naturalizadas, como el surgimiento de un brote, por ejemplo. Pero, en última instancia, todo esto es porque a la humanidad hay que entretenerla con algo.


¿Por qué crees que hay que entretenerla?


Porque si alguien actividades de solaz, a falta de que hacer, hace lo que no debe.

En la novela, usás lenguajes típicos de barrio. ¿Crees que esto puede jugarte en contra hoy que está de moda el español neutro?


Para mí, el lenguaje es un mecanismo de comunicación. Por algo, hay distintos idiomas y no los conocemos todos. La creación te introduce en un mundo nuevo, por eso pienso en la comunicación y no en la trascendencia.


¿Por qué escribir entonces?


Te voy a responder con lo que Hamlet le dice a Horacio: “Hay más misterios en el cielo y en la tierra de los que caben en toda tu fantasía”