No olvides
la mano que te meció cuando no sabías caminar,
El techo
que te cuido cuando no tenías resguardo,
El vestido
que te tapo cuando no podías soportar tu desnudo
y el frío
te calaba los huesos.
No olvides.
No olvides
que pasó cuando todo estaba bien.
Celebra el
nuevo estado pero sin olvidar a quién te cobijo, te amo y te abrazo antes.
No olvides.
Eso es lo que cuenta en el verdadero aprendizaje.
No olvides.
Recuerda
que quién te sostiene puede correrse, caerse y cansarse.
Recuerda
aprender de todo, especialmente, viendote y viendo al otro.
Recuerda
tus lugares inseguros y detonados.
Recuerda
tus debilidades.
Superalas.
Superate a
ti mismo. Y recuerda.
Del
ejemplo, nacen las utopías.
De la
reproducción de aquello que funciona naturalmente se construye la pirámide.
Ladrillo a ladrillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario