Hay dos clases de personas.
Los que viven, juegan y mueren.
Y los que se mantienen en equilibrio en la arista de la vida.
Los actores.
Y los funámbulos.
Comunicando
by Quentin Blake
"Cualquier buen escritor, o simplemente un buen escritor, elabora un mundo en consonancia con su propia especifidad", Raymond Carver
Escribir en "Nieve" de Maxence Fermine
En realidad, el poeta, el auténtico poeta (yo agrego cualquier artista) posee el arte del funambulismo. Escribir significa avanzar palabra tras palabra por un hilo de belleza, el hilo de un poema, de una obra, de una historia estampada en un papel de seda. Escribir significa avanzar paso a paso, página tras página, por el camino del libro. Lo más difícil no es elevarse del suelo y mantenerse en equilibrio, ayudado por el balancín de la pluma, sobre el hilo del lenguaje. Tampoco significa caminar hacia adelante por una línea continua interrumpida por vértigos tan furtivos como la caída de una coma o el obstáculo de un punto. No, lo más difícil para el poeta, es permanecer constantemente en ese hilo que es la escritura, vivir cada momento de su vida a la altura del sueño, no bajar nunca, siquiera un instante, de la cuerda de su imaginación. En realidad, lo más difícil es convertirse en un funámbulo de la palabra.
You're so Right (for What's Wrong in my Life)
Frank Sinatra You're so Right (for What's
Wrong in my Life)
You're so right for what's wrong in my life.
You're as right as rain; how can I explain?
You just fill every void in my life.
Oh, so right for what's wrong.
Fingers reaching; searching for the touch
Of love's first meeting. Something tells me that
You're right for what's wrong in my life.
You're as right as rain; how can I explain?
You just fill all the need in my heart.
Oh, so right for what's wrong.
You've changed my world into a Shangri-La.
Without a single word, I knew that you
Would right every wrong in my life.
Through the darkness of night,
You're my one shining light.
You're so right for what's wrong.
Por su visita a la Argentina. Una de sus canciones más lindas!
Resumiendo
Joaquin Sabina
Resumiendo, que tengo un cajón de la firma pandora,Treinta y siete chansons, c’est a dire, una y media por hora,Sin contar los sonetos, las coplas, los epistolarios,Los tinteros borrachos de tinta que ordeño a diario.
Nos tocaba crecer y crecimos, vaya si crecimos,Cada vez con más dudas, más viejos, más sabios, más primos,Pero todo se acaba, ya es hora de decirte ciao,Me ha citado la luna en corrientes esquina callao.
Resumiendo,Sabes dónde estoy,Resumiendo,Si me llamas voy,Resumiendo,No me hagas hablar.
Resumiendo, esto no es un arreglo floral por tu santo,Solo sombras que en noches de insomnio me alfombran el canto,Sobre nuestras cabezas silbaban calumnias, payolas,Mano a mano las fuimos driblando a puertita gayola.
Hace siglos que quiero enviarte palomas de humo,Antes de que carcoma el invierno la culpa que asumo,Ten a bien recibir de mi parte un abrazo de amigo,Cuando estalle la guerra estaré en la trinchera contigo.
Resumiendo,Sin voto y sin voz,Resumiendo,Que se pasa el arroz,Resumiendo,Dos bises y amén.
Resumiendo que tengo un cajón de la firma pandora…
Resumiendo,Que te tengo ley,Resumiendo,Y nos dieron las seis,Resumiendo,Sin exagerar.
Una noche te vimos con tola bajar la escalera,Yo rompía una copa y javier destrozaba la hoguera.
Resumiendo,Que me grita el escenario ven,Resumiendo,Pido un empujón, no te das cuen,Resumiendo,Que vomito con la televisión,Resumiendo,Me hace falta un polvo un buen rock and roll,Resumiendo,Nos veremos cuando se ponga el sol…
Escribir
Escribir
bien, escribir siempre, escribir en la cabeza y no en el papel, sentarse y que
no salgan las palabras. Escribir así no, así sí. Escribir historias, armar
frases en el aire, unir un conjunto de palabras que suenan bien, que explican
ese momento, aquella mirada, una situación determinada y nunca llegar. Nunca llegar
hasta el papel que las hace inmortales. O llegar y luego abandonar porque,
claro, no es el gran texto, ni el texto que esperaba mi cabeza que fuera
correcto o el texto ideal, o el que conmovería o el que haría sentir al lector
como me sentí yo cuando lo pensé, cuando lo creé en mi cabeza. Mente
superpoderosa, llena de adjetivos, comas, sustantivos, puntos suspensivos,
signos, condiciones de producción, mis condiciones de reconocimientos pero
nunca un punto final o sí. Más puntos seguidos, sí. La vida es eso, puntos
seguidos; el fin de un párrafo, un punto final.
Y volver
otra vez a imaginar, a crear, a escuchar palabras, armar frases que le dan
sentido a una historia y que quedan, en el aire, flotando, como los remolinos
que anticipan la lluvia.
Ver el
ciclo, la trampa, la trama y construir el desenlace para transformar la trama,
sacar la neurosis, quemar las inseguridades, enfrentar los desafíos y actuar. Plasmarlo
todo con puntos, acentos, sin faltas, con diálogos, paréntesis y llegar a la
historia para que no te convenza, para que no te guste. Disfrutar el proceso.
Eso es todo. Pero disfrutarlo de una vez. Hacer, enfrentar temores, liberar la
mente, sacar la voz.
#114
Tengo que
rendir y no logro concentrarme, mucho menos estudiar.
Estoy
estudiando semiótica y escuchando Cantora. Eso es porque quiero llorar, de
alegría, de emoción. Llamé a mamá para saber si presentarme o no a rendir, qué
hacer con esta materia que habla de semiosis o procesos de significación
infinita para que ya termine, para ponerle punto final. Llamé a mi hermana. Qué
vaya igual, me dicen. Perdido por perdido, enfrentar igual la batalla. Tarda en
llegar pero al final, al final, hay recompensa. Me preguntó cuando será ese
día. Y leo las noticias. Y recién ahí caigo, entiendo lo que significa aquello
que había leído hacía unas horas. Estela de Carlotto encontró a su nieto. 37
años, nieto 114. Y entiendo de condiciones de producción y leo condiciones de reconocimiento
y asisto a este proceso de significación que es infinita. Pero siento que hoy,
hoy esa infinitud se paró un rato. El sentido para la mayoría es igual: Estela,
que vivió el encuentro de nietos que no eran el suyo como si fueran el suyo,
hoy lo encontró. No se quería morir sin abrazarlo y no lo hará. Llora todo un
país, llora la presidenta, los actores, los escritores, los estudiantes, las
amas de casa, los adolescentes. Todos los que saben que pasó durante estos 37
años, los que los vivieron, a los que se los contaron, quienes saben que pasó
para que haya que buscar nietos, para que haya que encontrarlos.
Pienso en
mamá, en los consejos que me da para que me presente al final. Ella siempre
cree que me irá bien. No siempre le doy la razón. Pienso en ella, que me dijo:
Si fuera yo, iría igual. Me lo dice ella, que no estudió en la universidad pero
que sabe más que yo porque aprobó todas las materias antes. Dar batalla hasta
al final. Todavía me lo enseña. Pienso en ella y en la posibilidad de que no
estemos ahí. Pienso en Laura, la hija de Estela mirando la escena desde el
cielo. Y acá, él que quiera creer que crea porque Estela, lo encontró. Da igual como quieran decirle, si
apareció, lo encontró, llegó, se descubrió....Lograrán reunirse y se darán un
abrazo, acá, en vida. Y no es gratuito. Qué su nieto haya ido por voluntad
propia a hacerse los análisis es fruto de una larga lucha y no importa cuál sea
la ideología o partido político al que pertenezcamos. La alegría y la emoción
no tienen ideología. Perdóname Barthes pero no debería haber ideología acá, no
como se la entiende desde el sentido común.
Mamá es
feliz porque yo la llamo para que ella me diga que tengo que ir igual al final.
Estela es feliz porque lo encontró. Mi mamá nunca nos perdió. Estela sí. Mamá
no nos tuvo que buscar. Estela sí y hoy lo encontró. Madres, abuelas saben que lo último que se pierde es
la esperanza y que hay que dar batalla. Tarda en llegar pero al final, al
final, hay recompensas.
Gracias
Estela por enseñarnos a ser pacientes, a perseverar y a no perder la esperanza,
a hacer un poco cada día por los de las otras abuelas, por el tuyo, por los que
faltan. Apareció el 114, Guido Carlotto.
5-8-2014
Presencia
Soy quien busca,
incansablemente,
las pistas de tu presencia.
Los atisbos de mi alma,
en la acción;
la explicación en los escritos,
que llegan,
como aves voraces
a destruir viejos pensamientos,
estructuras enquilosadas
y me acercan,
de nuevo,
una vez más,
a tí,
a mí.
ROBERTO BOLAÑO: CONSEJOS SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR CUENTOS
ROBERTO BOLAÑO: CONSEJOS SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR CUENTOS
1. Nunca abordes los cuentos de uno en uno. Honestamente, uno puede estar escribiendo el mismo cuento hasta el día de su muerte.
2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco.
Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel.
Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!
8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11.Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco.
Si te ves con energía suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los espejos amantes.
4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges. Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel.
Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier, ni de Nerval!
8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de rodillas.
11.Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, del Seudo Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el mejor cuentista que ha dado este siglo.
Intento de poema ...Paseo por cementerio
Me dijiste,
“No sé donde está la tumba de mi abuela
ni quiero buscarla”,
entre llantos,
en un cementerio que conocías
desde niña.
Tratabas de caminar por tus mismos pasos,
hacer el mismo camino
pero muchos años
ya habían pasado.
Simulabas jugar,
y al mismo tiempo,
no dejabas de temblar.
“A esa abuela, a la de mi papá,
a la que vivió conmigo,
la vi en vida.
No quiero otro recuerdo”,
aclaraste.
Tu misión, tu deseo, tu necesidad,
fue encontrar a la otra.
La abuela materna, el abuelo,
Esos eran los que te esperaban.
Pero no dábamos con la calle correcta
ni con el camino,
ni con el pasillo.
Es la abuela de tu obra,
la que inspiró aquella historia,
de muerte,
de familia,
de vida.
Un hombre apareció
y el camino indicó.
Preguntó si la tumba que buscabas era
la de un escritor.
No sabía él,
que vos sí lo eras.
Y que muchos recuerdos
allí guardabas.
Eras escritora,
Sí.
Estabas viva,
sí.
Aquel indicó un camino
que tampoco era el indicado.
Apareció otro hombre,
con un perro y un bastón.
Recordó la muerte,
de ese abuelo
que en el tiempo se te perdió,
de esa abuela,
que en tu obra,
reapareció.
Dijiste gracias y te quedaste frente a sus fotos.
Tocaste la imagen de sus rostros,
te desvaneciste
pero no paraste de repetir,
algún día,
yo estaré aquí.
Te desdijiste cuando nos fuimos,
entre lágrimas y tristezas.
Fue díficil comprender,
como aquellos
que sin amarse en vida,
están ahora,
en una,
esa misma lápida.
Cómo la muerte sembró
más sospechas
que certezas.
Como pudo todo,
terminar de aquel modo.
“Si es tan difícil encontrar el camino,
puede que acá no sea mi destino”,
dijiste.
Partida
Te fuiste
cuando nadie lo esperaba.
Teníamos
esperanza,
Fe
Creímos en
los milagros,
y no
entendíamos,
que el
milagro
era tenerte
Abrazarte,
mimarte,
escucharte.
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